DAVID CARRERAS
Si consideramos como Bretón, que el Surrealismo es una actitud mental básica que existe a través de los siglos –desde Ucello, Seurat hasta el grupo surrealista de los años veinte- podríamos decir que la obra de David Carreras, se enmarca dentro de esta concepción mental, es decir, puede bien encuadrarse dentro de una figuración de raíz surrealista, en la que propone trasladar las imágenes que están en su cabeza al mundo del arte por medio de una asociación mental libre.
Existe en la obra de este artista, un mundo en el que la imaginación y el sueño, están muy presentes, y en la que no excluye las fuerzas racionales en su totalidad. Aparecen en su obra la aproximación de elementos extraños, aparentemente entre si, pero que evocan una poética personal, pues la coincidencia de dos realidades que puedan parecer incompatibles en apariencia, no tiene porque generar extrañeza en el espectador, sino más bien crear las condiciones necesarias para que esa coincidencia sea aceptada.
En su obra, coexisten distintos tiempos, tiempos de espacios interiores, de figuras femeninas, de fragmentos de cuerpos y de objetos, de naturaleza poética y metafórica, que se concentran en reproducir el mundo exterior, pero que son reflejo de una imagen interior que el artista quiere proyectar.
De formación autodidacta, en su temática aparecen paisajes imposibles, que tienen sus raíces no solo en Dalí, sino también en la pintura metafísica de De Chirico, en obras en las que parece habitar el silencio y como De Chirico, pinta sentimientos, estados de ánimo profundos que nos remiten no a una situación real, sino que sirven como puente para construir un espacio imaginario propio, en el que el espectador pueda encontrarse consigo mismo. Son obras en las que aparecen cuerpos deformados, objetos inanimados de un color subjetivo y espacios abiertos de líneas sinuosas y que conforman lugares insospechados a la vista del espectador.
Al pertenecer a ese grupo de artistas en el que el inconsciente es la región del intelecto donde la realidad forma un todo con el, David Carreras realiza un arte en el que la representación es una comunicación del individuo-artista con el mundo que le rodea, con el Todo.
Si consideramos como Bretón, que el Surrealismo es una actitud mental básica que existe a través de los siglos –desde Ucello, Seurat hasta el grupo surrealista de los años veinte- podríamos decir que la obra de David Carreras, se enmarca dentro de esta concepción mental, es decir, puede bien encuadrarse dentro de una figuración de raíz surrealista, en la que propone trasladar las imágenes que están en su cabeza al mundo del arte por medio de una asociación mental libre.
Existe en la obra de este artista, un mundo en el que la imaginación y el sueño, están muy presentes, y en la que no excluye las fuerzas racionales en su totalidad. Aparecen en su obra la aproximación de elementos extraños, aparentemente entre si, pero que evocan una poética personal, pues la coincidencia de dos realidades que puedan parecer incompatibles en apariencia, no tiene porque generar extrañeza en el espectador, sino más bien crear las condiciones necesarias para que esa coincidencia sea aceptada.
En su obra, coexisten distintos tiempos, tiempos de espacios interiores, de figuras femeninas, de fragmentos de cuerpos y de objetos, de naturaleza poética y metafórica, que se concentran en reproducir el mundo exterior, pero que son reflejo de una imagen interior que el artista quiere proyectar.
De formación autodidacta, en su temática aparecen paisajes imposibles, que tienen sus raíces no solo en Dalí, sino también en la pintura metafísica de De Chirico, en obras en las que parece habitar el silencio y como De Chirico, pinta sentimientos, estados de ánimo profundos que nos remiten no a una situación real, sino que sirven como puente para construir un espacio imaginario propio, en el que el espectador pueda encontrarse consigo mismo. Son obras en las que aparecen cuerpos deformados, objetos inanimados de un color subjetivo y espacios abiertos de líneas sinuosas y que conforman lugares insospechados a la vista del espectador.
Al pertenecer a ese grupo de artistas en el que el inconsciente es la región del intelecto donde la realidad forma un todo con el, David Carreras realiza un arte en el que la representación es una comunicación del individuo-artista con el mundo que le rodea, con el Todo.
Paula Mariño
